Muy bien lo expresas en tu carta a San Nicolás "Algo está pasando, no se toca, no se ve, no se oye, pero como se deja sentir, hay un enorme silencio que nos llega hasta los tuétanos, nos está matando en vida". E invocas a ese gordo bonachón que año con año con su sola presencia y sonrosados cachetes embriaga de alegría a los niños y de esperanza a los grandes, creando ilusiones de buenas nuevas.
Pero, mi optimismo a través de estos 11 años de cobarde parodia gubernamental, percibo que vino en frasco chiquito, no por ser de buena calidad sino de muy poca cantidad y en este momento pienso como dijera Voltaire "a mi no me importa a que raza pertenece, si es blanco, negro o amarillo, es un hombre y no puede haber nada peor".
No por esto dejare de luchar por el decoro de las instituciones públicas, por la libertad del pensamiento democrático, por la supremacía de la meritocracia sobre el amiguismo y el carnet político, por la dignidad, honorabilidad y el respeto del pueblo y su verdadera historia, por la educación al pueblo para el desarrollo del país, y también por mis hijas, por mi familia y por los tuyos también.
Y si, en contra del comunismo, contra la opresión, contra el patria, socialismo o muerte, contra la estupidez y la soberbia, contra criminalizar, perseguir y asesinar al contrario solo por disentir, contra lo inhumano de aplastarte hasta mendigar un pedacito de vida.
Por eso adoro tu confianza en el ser humano, tu grandeza y nobleza al creerlo con la posibilidad de recuperar lo perdido. Eso me enorgullece de que consideres tu amigo y he de unirme a ti para que tu gallardía y fuerza me alcance y siga dando ánimos para seguir adelante sin importar lo tortuoso del camino.
Un abrazo fraterno y mi mayor admiración
Arq. Víctor Mión
vmreporte@gmail.com
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