Arraigado hasta los tuétanos en la idiosincrasia nacional, el jalabolismo mezclado con caudillismo, desencadena despersonalizaciones tan dramáticas como las que podemos ver en estas fotos, que tomadas por Nelson Garrido, son el reflejo inequívoco de una sociedad en franca decadencia, aun cuando nunca logro un máximo esplendor.
Es la triste historia contemporánea que nos envuelve y en inmisericorde alarde, decapita. Crédulo pueblo el venezolano, que esperándo la llegada de un mesías, se atiborra de esperanzas y mediocridad, sin avistar futuro prospero ni alentador amanecer, cree y actúa por instinto, no piensa ni recuerda, tal seres de cuatro patas y rabo.
Día a día es víctima del pan y circo castrante y castrense. Embebido de escaramuzas virtuales y rumiados discursos añejos de morbosas fantasias que respiran alucinadas y rancias egolatrias.
¿Gloria al bravo pueblo..? Vilipendiado, reprimido, corrompido, hambreado, rechazado, perseguido, humillado, separado, dividido, abusado, amedrentado, embrutecido y masacrado en su caldo y por su propia estupidez.
Paz a sus restos.
VM
13 XI 2008
