El poder, podría ser definido como la acción social colectiva con la capacidad para cambiar la realidad, si lo consideramos como poder “popular” entonces es una propuesta en la construcción de un modelo democrático, directo, participativo y protagónico donde la transmisión de diversas instancias exclusivas del gobierno debiera ser transferidas a las comunidades organizadas. Hasta aquí todo bien.
En venezuela por una aberrante casualidad histórica se opto por un supuesto ideal regente de las suertes del país, colocándose todos los huevos en una cesta, se le confió todo el poder a un solo hombre. Ese exceso de poder a creado un estado frankenstein, una suerte de mazacote de ideologías, un monstruo que envilece el ejercicio del poder, es así como el poder envicia, el poder corrompe, el poder degrada, el poder endroga, el poder criminaliza, el poder abusa, el poder asesina, el poder esconde, el poder embrutece, el poder miente, el poder destruye, el poder es soberbia e incomprensión.
Y una vez pasado el tiempo, las ansias y el beneficio del usufructo del poder, es decir el uso y abuso que se hace de él, el que se creyó fuera el idóneo presidente y sus acólitos mas allegados; les es difícil de dejar; es una relación sado masoquista, apertrechados y defendidos con ideales maquiavélicos por la camarilla corrupta incrustada en los mundanos placeres que ofrece la petrochequera estatal.
La parte que le toca al pueblo es la del sacrificio, la de pagar las deudas que contrae el régimen en su banal vaivén, de callar y tragar grueso, es el impostergable ritual de pasarla mal, vivir en zozobra y stress, aferrándose en la esperanza de un cambio por llegar. De convivir de tu a tu con el crimen, las enfermedades, la falta de justicia, el deshonor.
Y cada vez mas abajo una larga lista de excluidos que van quedando en el camino; sin piedad para los humillados, que como las gallinas, picoteando el piso para tratar de saborear las migajas que caen de la mesa de esos multimillonarios “revolucionarios” que ostentan el poder.
Ya no importa el poder público, político o constituyente, tampoco los poderes espirituales o disciplinarios, no, eso es el pasado, ahora el poder, es saciar los más bajos instintos.
VM
29 I 2008
En venezuela por una aberrante casualidad histórica se opto por un supuesto ideal regente de las suertes del país, colocándose todos los huevos en una cesta, se le confió todo el poder a un solo hombre. Ese exceso de poder a creado un estado frankenstein, una suerte de mazacote de ideologías, un monstruo que envilece el ejercicio del poder, es así como el poder envicia, el poder corrompe, el poder degrada, el poder endroga, el poder criminaliza, el poder abusa, el poder asesina, el poder esconde, el poder embrutece, el poder miente, el poder destruye, el poder es soberbia e incomprensión.
Y una vez pasado el tiempo, las ansias y el beneficio del usufructo del poder, es decir el uso y abuso que se hace de él, el que se creyó fuera el idóneo presidente y sus acólitos mas allegados; les es difícil de dejar; es una relación sado masoquista, apertrechados y defendidos con ideales maquiavélicos por la camarilla corrupta incrustada en los mundanos placeres que ofrece la petrochequera estatal.
La parte que le toca al pueblo es la del sacrificio, la de pagar las deudas que contrae el régimen en su banal vaivén, de callar y tragar grueso, es el impostergable ritual de pasarla mal, vivir en zozobra y stress, aferrándose en la esperanza de un cambio por llegar. De convivir de tu a tu con el crimen, las enfermedades, la falta de justicia, el deshonor.
Y cada vez mas abajo una larga lista de excluidos que van quedando en el camino; sin piedad para los humillados, que como las gallinas, picoteando el piso para tratar de saborear las migajas que caen de la mesa de esos multimillonarios “revolucionarios” que ostentan el poder.
Ya no importa el poder público, político o constituyente, tampoco los poderes espirituales o disciplinarios, no, eso es el pasado, ahora el poder, es saciar los más bajos instintos.
VM
29 I 2008