1/29/2008

Las aberraciones del poder...

El poder, podría ser definido como la acción social colectiva con la capacidad para cambiar la realidad, si lo consideramos como poder “popular” entonces es una propuesta en la construcción de un modelo democrático, directo, participativo y protagónico donde la transmisión de diversas instancias exclusivas del gobierno debiera ser transferidas a las comunidades organizadas. Hasta aquí todo bien.
En venezuela por una aberrante casualidad histórica se opto por un supuesto ideal regente de las suertes del país, colocándose todos los huevos en una cesta, se le confió todo el poder a un solo hombre. Ese exceso de poder a creado un estado frankenstein, una suerte de mazacote de ideologías, un monstruo que envilece el ejercicio del poder, es así como el poder envicia, el poder corrompe, el poder degrada, el poder endroga, el poder criminaliza, el poder abusa, el poder asesina, el poder esconde, el poder embrutece, el poder miente, el poder destruye, el poder es soberbia e incomprensión.
Y una vez pasado el tiempo, las ansias y el beneficio del usufructo del poder, es decir el uso y abuso que se hace de él, el que se creyó fuera el idóneo presidente y sus acólitos mas allegados; les es difícil de dejar; es una relación sado masoquista, apertrechados y defendidos con ideales maquiavélicos por la camarilla corrupta incrustada en los mundanos placeres que ofrece la petrochequera estatal.
La parte que le toca al pueblo es la del sacrificio, la de pagar las deudas que contrae el régimen en su banal vaivén, de callar y tragar grueso, es el impostergable ritual de pasarla mal, vivir en zozobra y stress, aferrándose en la esperanza de un cambio por llegar. De convivir de tu a tu con el crimen, las enfermedades, la falta de justicia, el deshonor.
Y cada vez mas abajo una larga lista de excluidos que van quedando en el camino; sin piedad para los humillados, que como las gallinas, picoteando el piso para tratar de saborear las migajas que caen de la mesa de esos multimillonarios “revolucionarios” que ostentan el poder.
Ya no importa el poder público, político o constituyente, tampoco los poderes espirituales o disciplinarios, no, eso es el pasado, ahora el poder, es saciar los más bajos instintos.
VM
29 I 2008

1 comentario:

  1. Querido VM. Leo con frecuencia y con mucha atención tus acertados y emocionados artículos. Comparto, en gran parte, tus opiniones y análisis, pero lo que veo impreciso en algunas de tus conclusiones es que la mayoría de las dificultades y problemas que hoy día padecemos los que vivimos en este país se las atribuyes a los “rojos”. Si bien es cierto que los últimos 9 ó 10 años han sido los peores de nuestra historia política, social y económica, el problema nuestro es mucho más profundo que el de un color o de quién mande en Venezuela. Los “rojos” no son marcianos ni selenitas; son como tú y yo y como el resto de la población.

    Lo que quiero decir es que la complicación siempre ha estado con nosotros y está incrustada en la actitud de las personas; y la de ellos, los “rojos”, es exactamente la misma que la de cualquier otro ciudadano de este país, y se ha dado en cualquier época que miremos. En general, y enfatizo, en general - por no decir casi todos - , los venezolanos son deshonestos, mal educados, tramposos, impuntuales, poco serviciales (menos en alguna tragedia de la naturalezas, claro. Aunque alguien siempre se aprovecha y beneficia personalmente con el manejo de las donaciones), abusivos, etc. ... y tal comportamiento se observa en todos los estratos sociales y “colores” partidistas.

    Por ejemplo, la mayoría de los comerciantes especulan, alteran precios, ocultan mercancía y obtienen ganancias exageradas (ve lo que ocurre hoy con las “vacunas” en los concesionarios de autos). Muchos son los médicos que se aprovechan de la miseria humana; abusan cobrando cuando no hay seguro y mucho más cuando éste existe. Son malos administradores del tiempo (todos los pacientes son citados a la misma hora para luego atenderlos por orden de llegada). No pierden nunca un “cliente”. Los abogados son unos cuentistas de los peores. Te pueden tener atado a ellos años diciéndote que hay una luz al final del túnel. En el caso de mecánicos, plomeros, albañiles, bueno ni qué hablar. Si no estás atento, en el taller te cambian la caja de cambios del carro y te instalan una dañada, usando la tuya para arreglar el auto de otro cliente... o no te cambian el filtro de aceite para venderlo por fuera. El patrón es interminable y posiblemente no te esté diciendo nada novedoso, pero lo que deseo que veas es que hay que ir al fondo del asunto y hacer algo para modificarlo, más que referirnos simplemente a él.

    Entonces, cuando la gente deje de orinar al borde de la autopista, detrás del kiosko de revistas; cuando no se estacionen sobre las aceras o rayado de peatones; cuando no se le “peguen” a las chicas en el Metro o en la buseta; cuando dejen de arrojar basura y todo tipo de porquería a la calle; cuando los autobuses y otros vehículos no esparzan nubes contaminantes de veneno (monóxido de carbono), etc., etc., etc., entonces posiblemente empezaremos a avanzar y no tendremos que vivir con gobiernos coloridos, sino con gerentes, buenos y respetuosos administradores.

    Conclusión: el problema tiene que ver con la educación y ésta debe basarse en el respeto. Es simple, sólo hace falta inculcar ello en la gente: Hay que tener respeto por todo y por todos. Este tipo de Gobierno ni ninguno de los anteriores hubiese tenido cabida en un país donde su gente actuase alineada con el respeto. Por último, me gustaría ver en tus escritos recomendaciones y soluciones.

    Un abrazo, Pepe.

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