7/08/2008

PUEBLO... NO HAY...

PUEBLO… NO HAY…

¿Dónde está el carácter, donde la fuerza, donde está el hombre que sería el bastión en la formación de ese bravo pueblo que se estrofa en el himno nacional?
Ya no se ve en ninguna parte. Los efectos de la abundancia y el libertinaje que a través del tiempo irrigaron el sentir venezolano, han permeado en el ser del pueblo convirtiéndolo en una masa sin forma ni dogma, que se vende al postor que salga, con tal de recibir migajas para sobrevivir sin hacer mayor esfuerzo que martirizar su pobreza de espíritu.
Cruda es nuestra realidad y mísero nuestro porvenir. La degradación moral a la que se ha sometido al pueblo venezolano a través del tiempo, en donde le fue comprada su voluntad a base mitos e idolatrías ha calado en lo más hondo de la idiosincrasia. Llegándose a aceptar las folclóricas aberrancias de los que se suponen son los regidores de los destinos del país.
La educación icono de toda sociedad avanzada, es en venezuela un turbio marasmo de decepcionantes proporciones, la frase que por décadas escuchamos repetir al grueso de la población estudiantil, “diez es nota, lo demás, es lujo”, que a nadie preocupaba y celebrábamos con permisiva risa, se ha convertido en precepto. Hoy no tenemos gobernantes de lujo, sino de diez es nota. Lo peor, hoy no se educa, se adoctrina.
Cuando los cerros de caracas de sinuosos contornos y exuberante flora y fauna eran depredados por gentes llegadas a borbotones en busca de una mejor vida, la política a seguir por las antiguas administraciones, no fue la de mejorar las condiciones del campo apostando por fortalecer al país. Fue la alevosa dadiva acomodaticia y condicionada de levantar barriadas a punta de zinc y miseria a cambio del voto prometedor de fantasías. Hoy el sentido de ranchificacion ha llegado a los estratos más rancios de la sociedad. Ya “rancho” no es solo una unidad de vivienda, es un verbo y un sentimiento. Llevamos el rancho en la cabeza.
Con incrédula excitación se veía la corrupción política, militar y judicial, cuando en grandes titulares acusabanse personeros de gobierno que nunca pagaban sus deudas. Se nos hizo fácil repetir en cafetines y plaza publica ese decreto pegado como costra “el que esté en el gobierno y no robe, es pendejo” o “a mi no me den, sino pónganme donde haiga” y rematamos con el “ula, ula, ula a bajarse de la mula”. Hilvanando una tras otra se la hicimos fácil. Nunca exigimos, siempre dejamos pasar. Son los devaneos de la política, estiramos tanto la libertad que nos prostituimos.
Somos un pueblo que se enorgullece de exaltar su viveza, pero sumiso ante quienes los tratan como borregos, demostrado su debilidad de carácter y pobreza de espíritu.
Nos llevan a punta de pistola, hambre, enfermedades, corrupción, mentiras y promesas a lo más oscuro de un futuro degenerado y mientras el país se hunde en su propia incapacidad son pocos los que levantan la voz y asumen posición, los demás sufren en silencio.
Porque pueblo… no hay…

VM
08/ 07/ 08

1 comentario:

  1. Mi don... que lastima tener que decir que tiene usted tooda la razon.... y que hasta que este "Bravo pueblo"? no entienda que el es responsable de su futuro.. que el es a quien se le debe respeto y obediencia y que nada se consigue esperando a que las cosas ocurran...o que venga un ser superior a poner remedio y coto a todo esto que usted sabiamente refiere... seguiremos como dice la letra de aquel famoso tango..."Cuesta a bajo en su rodada"...arrastrando miserias y pesares... Pobre pais rico... Barbara

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