En los mercados de capitales mundiales
los negocios prosperan con la situación de Venezuela, entre manejos escondidos
y emisiones de bonos de la deuda están al alza.
Esto todavía sucede porque desde
esa óptica, las marchas y las guarimbas son solamente “un problema de Amas de
Casa y estudiantes por la situación del precario abastecimiento, la inflación y
la inseguridad del país”. Se dice en esos corrillos internacionales que en Venezuela
hay conformismo, que “no hay musculo”, no hay hombres que de verdad defiendan
los ideales democráticos, no hay una Ucrania donde había, a como diera lugar, que
repeler las “fuerzas del orden” hasta hacer caer el régimen corrupto. Aquí no
se ve esa voluntad.
Venezuela moralmente vapuleada
por 15 años de degradación, infamia y oportunismo; es flagelada diariamente con
saña para avasallar y acallar al pueblo. Pueblo al que quiere quitársele todo
signo de decencia y dignidad destruyendo su entorno y asfixiando su libre
albedrio. Pero la realidad escondida, por el cerco a los medios de comunicación,
ese pueblo lucha por su libertad, peleando una contienda totalmente asimétrica
de libros y esperanzas contra balas y
gases lacrimógenos.
Se levantan voces en escaños de
parlamentos del mundo, pero será difícil ver acciones verdaderamente contundentes,
mientras los intereses se sobrepongan a la civilidad, y bien conocemos los
alcances de la frase “Billete mata galán”.
Entre tanto la Venezuela en donde
“ser rico es malo” es manejada, por los más acérrimos multimillonarios
comunistas como un gran negocio, en donde se vende la parte del país vendible,
y se empeña la otra, a costa de pagos en petróleo a futuro, creando una deuda
externa que pesa sobre la espalda del pobre pueblo, con imperios económicos de países
como china, rusia, estados unidos, y exprimiéndola al nivel de llevarla a punto
de quiebre.
Venezuela se encuentra entrampada
entre el narco comunismo cubano que la pisotea y da mendrugos para acallar las
voces y el capitalismo salvaje, ese, el que se suponía era el enemigo, que sigue
desde siempre enriqueciéndose a costa de nuestros recursos sin importar cuántas
vidas cuesta.
Difícil, porque si no nos agarra
el chingo, nos agarra el sin nariz…
Arq. Víctor Mión
vmreporte@gmail.com
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