"La Rabia
es útil en tiempos de bonanza, e imprescindible en tiempos de crisis"… Mark Koning
No
siempre la rabia es la sombría declaración de un espíritu en descenso. Tampoco,
una tenebrosa expresión viciada del alma. La rabia es una respuesta natural y
saludable igual al dolor, la frustración, las amenazas o la pérdida de
algo/alguien. A nivel neurológico la rabia es una emoción de alta densidad que
se caracteriza por una tasa tenazmente elevada
de descarga neuronal.
La
rabia igual podría ser una reacción lógica de la multitud indefensa compensando
el insistido enrarecimiento del temperamento sociopolítico venezolano. A estas
alturas de la contienda ‘Soberano vs Esteban’, el principal aliado personal (en
nuestra sociedad harta de malvivientes), no es el perro, la familia, la mujer o
los amigos, mucho menos, la necesidad, los compromisos o el trabajo, es insólitamente,
la rabia.
Pasé
trabajo pensando en la rabia como usanza; en la gente que ha vivido muerta de
rabia, la vida entera. En el arrebato que da tejerse entre ellos. El coraje que
proporciona no saber qué hacer con el enfado, cómo calificar sus fuelles, y qué
parte ocupa esa congruencia que compromete. La rabia vendría a ser como el irremediable
pinche tirano del aprendizaje.
Bajo esa óptica uno no es otra cosa que
un matorral de ímpetus. No es para menos si te pueden asesinar de mil tiros por
un celular. Un país con rabia administrada es una fuente de sabiduría
desconocida por el simple vecino, es decir, por los que vivimos fregándonos la
vida, sin saber que la misma fiereza, es la vía para resistirse, a los que también
creen que el agua tibia es únicamente Socialista.
Un célebre ex ñangara, hoy le tiene
tanta ojeriza al proceso que durante su pasaje en revolución, creía que El
Nacional era socio de la CIA y que Renny Ottolina era modelo zombi del imperio pero
ahora que lee a Fausto Masó, y no se pela ni a balazos, los Runrunes de
Bocaranda, logró darse cuenta que M. Vargas Llosa, no era un pintor, y que el P.
Nobel, no era un galardón a la mejor pólvora; todavía discute que Twitter es un
estilo menos torcido de Twister. A él se atribuye la expresión “Si el ridículo pudiera expropiarse, vayamos
expropiando Miraflores”…
Hoy día, arrecharse es un género de vida
forzoso. Si no, pregunten a la señora María que los huelepega del barrio le han
quitado mil veces el mercadito; o al portugués Joao, al que le asaltaron la
camionetica y lo dejaron paralítico cuando salió a defender toda una vida de
entrega al trabajo. Ni hablar de los padres de la niña Lisa, a la que violaron con
maldad, seis desgraciados conocidos de su tío, o del niño que mató a su
amiguito de 15 puñaladas por molestar a su hermana. ¿Quién osaría culparlos de
vivir furibundos? ¿Quién se atrevería a decir, que la inhumanidad, no es la instructora
más feroz que haya parido la naturaleza?
Paradójicamente, la rabia se ha
transformado en un instrumento de trabajo contra la majadería pero no contra mentecatos;
se ha transmutado en una reacción social, pero no una diligencia socializadora.
Encabronarse tiene su tiempo-timing. Hay que tener clarito que la rabia posee código
privado, y confines que no convendrían rebasarse. En tal sentido, el lado discordante
del furor, es la cólera. Su influencia en el desempeño individual y social, es
por decir poco, fatal; pues la rabia es también la emoción potencialmente
más peligrosa ya que su propósito práctico es destruir las barreras en
el ambiente (Plutchik, 1980). Un modelo de excelencia
de rabia resentida mora en la primera magistratura con el espurio colonizador
de la Casa del Pez que Escupe el Agua.
Es indudable que el carácter agotador que
emana de la rabia debe ser dosificado con un máximo eficaz de tres arrecheras al
día. Deben usarse al unísono o desperdigadas, pero jamás mezcladas pues el
sistema nervioso no fue diseñado para soportar tanto estrés; de allí que a la
postre y dada las incidencias los efectos medianos de la rabia serían más fructuosos
que perniciosos.
Se puede decir que la rabia resulta
altamente productiva cuando energiza
intentos de recuperar control perdido sobre el ambiente, que luego se recupera.
Desde una perspectiva evolutiva, moviliza
la energía hacia la auto-defensa, definida por vigor, fuerza y
resistencia. Por eso la rabia puede considerarse una navaja de doble filo.
Según Novaco, la acción adaptativa de la
rabia, tiene varias funciones útiles en los seres humanos: incrementa energía para
lograr nuestras metas; tiene una función expresiva que permite reconocer cómo
se siente una persona, donde el resultado puede significar que una persona
defienda su reputación y amplíe su habilidad para obtener recursos y sobrevivir
ante situaciones peligrosas o amenazantes; reduce sentimientos ansiosos de
vulnerabilidad; puede moderar los sentimientos de inseguridad personal y
previene los de indefensión. Además, cuando podemos reconocer los signos de
rabia en otras personas y en uno mismo, puede alertar al individuo de emplear
estrategias de afrontamiento que puedan ser efectivas para zanjar conflictos.
En tal sentido la rabia tiene un fin útil al punto que muchas personas disfrutan
enojarse o expresar bronca; existen dos tipos básicos de rabia: la
rabia saludable y beneficiosa (enfado) y, la rabia destructiva.
Todo indica que andar enojado, no es contrario
a la profilaxis de enfoque epistémico de la “rabia no grosera”. Indignarse en
tripletes es una necesidad nacional, y por tanto, tiene carácter de obligación ciudadana.
Sulfúrese con pertinencia y no consienta que le expropien su modus vivendi...
Marcantonio
Faillace Carreño Viernes, 04 de Abril
de 2014
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