2/08/2008

Revolucion... cual?

En estos últimos nueve años hemos sido invadidos por una inmisericorde terminología comunistera revolucionaria que creíamos ya solo utilizada por decrépitos “intelectuales” europeos, de esos que se hacen ver como los más asiduos críticos del capitalismo, pero a la sombra de buen un cognac VSOP y un habano de 2 euros la bocanada.
Aquí también los tenemos, pero no tan analistas, son mas bien opacos y de perversas ideas, bajos instintos y placeres mundanos, que censuran y recriminan; creyéndose revolucionarios luchadores sociales, y aprovechan la ignorancia y la torpeza del líder (¿?) fundamental de la revolución, para su cuarto de hora estelar.
Pero y ¿cual revolución?, ¿de que es lo que se habla cuando desde hace nueve años nos lo machacan a diario en prensa, radio, televisión y cine, con eso de, la revolución bonita o la revolución bolivariana o la del siglo XXI?
Tengo entendido que “revolución”, es un cambio o transformación profundo y radical respecto a un pasado inmediato. Que las hay políticas, sociales, económicas, sexuales, liberales, científicas, industriales, agrícolas y ahora hasta informáticas.
¿Que se ha cambiado en venezuela para llamar a lo que se supone se ha transformado, revolución y no populismo malversador?
Y la respuesta es, nada.
Revolución hubiera sido, crear una universidad del petróleo en donde todos los gerentes, obreros y empleados de la industria, sin distingos, tuvieran la posibilidad de ampliar sus horizontes y profesionalizarse. Y no el dar al trasto con la empresa petrolera, eliminando la meritocrácia y politizando la carnetización solidaria con una denigrante ideología importada. Llevando a pdvsa a la quiebra. Y con ella al país.
Revolución hubiera sido apoyar al gremio medico y dotarlos de mejores sueldos y garantías, de hospitales, medicinas y equipos, creando en todo el territorio un sistema de salud sólido, social y real. Y no el pisotearlos trayendo a matasanos cubanos que curan con potingues y fetichismo, esperando el momento para desertar y abandonarnos, mientras nos consumimos en antiguas enfermedades que sabíamos desaparecidas como las paperas, el dengue, la malaria.
Revolución hubiera sido dar seguridad económica, social y tecnológica a los productores del campo, sean hacendados o campesinos para impulsar una política agroindustrial fortalecida con el poder emulsionante del dinero petrolero, creando empleos reales y con visión de futuro, consolidando así, la independencia agroalimentaria del país con posibilidades hasta de exportar sus productos, convirtiéndonos en potencia sustentable y no solo petrolera. Y no mancillar la inteligencia del pueblo, proponiendo el regreso del conuco, los gallineros verticales y el trueque como base fundamental para alimentar a la nación.
Revolución hubiera sido unificar a los profesionales de la arquitectura y la ingeniería, a administradores y gerentes, empresas contratistas y a la gran población desempleada del país, ese 80 % que pululan en los barrios, para crear un programa coherente de vivienda social, destinado a eliminar los ranchos del territorio nacional, dotando de vivienda decente y digna a todos los moradores de este terruño nuestro. Y no, el haber dilapidado multimillonarias sumas de dinero enriqueciendo bolsillos inescrupulosos para terminar construyendo solo 260 mil viviendas en nueve años.
Revolución hubiera sido respaldar, sustentar y afirmar un sistema educativo integral, arte y tecnología, ciencia y humanismo; un plan de educación primaria, secundaria, técnica y universitaria, educación para adultos y de la tercera edad, construyendo escuelas, laboratorios, institutos educacionales, universidades, centros polideportivos e incrementado los sueldos y demás beneficios a maestros y profesores, para la emancipación cultural e intelectual del pueblo. Y no el querer imponer a fuego y fusil una ideología importada y antinatural para el pueblo venezolano, obligándolo a idolatrar a aventureros oportunistas.
Revolución hubiera sido amparar las empresas e inversionistas privados para la generación de empleos, creando asociaciones estratégicas, leyes y reglas de juego claras y precisas que induzcan al crecimiento industrial e inversión con los grandes capitales del mundo. Y no el perseguir al inversionista privado como un acaparador y criminal por querer redituar su inversión, sepultándolo en leyes absurdas y lastrosas, que lo obligan a rendirse y quebrar, aumentando el desempleo.
Revolución, no es insultar, agredir o vestirse de rojo; regalar dinero, pasearse con naomi o la paisa piedad y mascar coca en tv; reunirse con evo, correa, ortega y marulanda, para arrodillarse y besarle el trasero a fidel; corromper las instituciones publicas para hacer su voluntad; utilizar las fuerzas armadas para someter y amagar al pueblo cansado de tanto abuso y terror; viajar por el mundo con más de quinientos acompañantes y llegar al país sin negocios ni futuro; intervenir a meletinazos dolarizados para comprar voluntades, generar zozobra y deslealtades queriendo manipular la región.
¿Revolución? Luchar a brazo partido por una idea propia, nacionalista, vernácula, de su más profundo ser. Y no por una recogida en la calle que ya fue masticada y escupida por millones antes que usted. Y que se ha demostrado, no ha servido de nada.
¿Me habla de revolución? ¿Cual?
VM
8 II 2008

2 comentarios:

  1. ¡Te felicito! Tiene muy buen contenido :)R.F.

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  2. Maravilloso Victor! adelante con esta iniciativa! sigue escribiendo... y ojalá muchos te lean y reflexionen
    VHS

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