1/08/2013

LO QUE SI SÉ...

¿Qué clase de gente somos?, ¿Qué clase de ciudadanos?...  Más allá, ¿Qué clase de pueblo somos? No lo sé.
Todos en algún momento de nuestra vida, y estoy hablando de los años 45 o 50 para acá, hemos alabado las emigraciones de españoles, portugueses, italianos y otras nacionalidades europeas que venidos a la América demostraron voluntad, trabajo y dignidad o en otras palabras, gracias a ellos el país creció de la manera que lo hizo.
Claro, muchos de los que tenemos esa creencia y orgullo somos descendientes de esos europeos que llegaron aquí con una mano adelante y otra atrás en busca de una vida. Es lógico decirlo.
Imaginen Uds., la fuerza de esa composición fisicoquímica que se produjo en Venezuela, al llegar esa sangre pujante y encontrar un país ingenuo pero con hambre de crecimiento, la mezcolanza dio, en primer término, lo que todo el mundo en el mundo nos alaba, las mujeres más bellas del mundo.
Posteriormente entre convulsiones políticas con el guáramo del pueblo se logró el nacimiento de una democracia donde el país creció exponencialmente, tanto así que entre los 10 años de dictadura de Marcos Pérez y los 40 años de democracia Venezuela progresó más que en los 450 años anteriores.
En este momento y desde hace 14 años de involución revolucionaria, todos nos hemos dado a la tarea de bombardear ese progreso, de minimizarlo y pisotearlo como un estropajo, de olvidar esa dignidad, esa voluntad, ese trabajo que vino de las Europas y que se mezclaron con esa ingenuidad y ese guáramo de las Américas.
Hemos ido pasando de prueba en prueba durante estos 14 años de pesares y pesadilla, y nada; hemos ido viendo y viviendo en carne propia como el país se va escamando como sociedad y nada; hemos ido viendo y viviendo en carne propia como la mentira, la corrupción, el crimen, el narcotráfico, la traición, la muerte es nuestro día a día y nada; hemos ido viendo y viviendo en carne propia cómo se están depredando los intereses de la nación y nada; hemos ido viendo y viviendo en carne propia como los que se suponen los adalides políticos de oposición se van conformando con parcelitas de poder y los billetes compra conciencia y nada; hemos ido viendo y viviendo en carne propia como en el trasiego de la justicia y la política mueren de mengua “presos políticos” expiando culpas ajenas y nada; hemos y seguimos viendo como el guáramo, la inocencia, la dignidad, el trabajo, la voluntad de una época, ya no tienen ningún valor, porque eres por lo que tienes y no por lo que eres. Y eso duele en carne propia.
¿Qué clase de gente somos?, ¿Qué clase de ciudadanos?  Más allá, ¿Qué clase de pueblo somos?, no lo sé, lo que si sé, es que no somos ni chicha ni limonada.

Arq. Víctor Juan Mión
@Mionvi @VMreporte

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